Daniel Gómez (ALN).- El banquero es el principal afectado en el masivo caso de espionaje que afecta a BBVA, pero no el único. El escándalo también revela las malas prácticas de algunos funcionarios del Gobierno de Zapatero, el oportunismo de los empresarios de Sacyr y Banco Santander, y los pocos escrúpulos del detective que intervino más de 15.000 llamadas.
Si el caso de espionaje del BBVA de Francisco González se confirma, casi todos son culpables. El banquero, por aferrarse al poder a toda costa. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, por politizar los negocios. La constructora Sacyr, por enriquecerse a costa de la política. Y otras tantas personalidades involucradas en el asunto.
Las investigaciones de El Confidencial y www.moncloa.com estrechan el cerco sobre González. Le colocan como responsable de una trama de espionaje que pinchó 4.000 líneas telefónicas, y que intervino más de 15.000 llamadas de altos cargos de La Moncloa, el Congreso de los Diputados, el Ministerio de Exteriores, el Ministerio de Economía y la sede central del Partido Socialista.
González supuestamente contrató al excomisario José Manuel Villarejo, hoy en prisión provisional sin fianza, para espiar al Gobierno de Zapatero entre 2004 y 2005. Las sospechas del banquero apuntaban en buena dirección.
La guerra sucia de González le permitió anticiparse a lo que él llamó el asalto de Sacyr. Un acto de “corrupción” -como llegó a definir en un reciente reportaje de El País Semanal– en el que aparecen señalados altos funcionarios del Gobierno de Zapatero, ejecutivos de la constructora y también, directivos de Banco Santander.
En la historia hay muchos rostros involucrados. Y los seguirá habiendo. Porque todo apunta a que los periódicos que gestionan la investigación se guardan ases bajo la manga. De momento, estos son los personajes que definen una historia en la que todos tienen su parte de culpa.
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El ansia de poder de González
González se aferró al poder a toda costa. Y esto es curioso porque una de las grandes obsesiones del presidente fue la ética en los negocios. BBVA fue la primera entidad financiera en tener un Código Ético, lo escribió en 2003. La paradoja es que hoy González es quien da el nombre a un caso todavía abierto. Sin autorización judicial, encargó una operación de espionaje al Gobierno de Zapatero e incluso, según El Confidencial, encriptó los teléfonos de sus directivos en caso de que Sacyr también les hubiera estado espiando.
El conspirador de La Moncloa
El exministro Miguel Sebastián, entonces jefe de la Oficina Económica de Zapatero, era un viejo enemigo de González. Cuando Sebastián trabajaba en BBV, y se concretó la fusión con Argentaria, fue despedido por el banquero. Este se la quiso devolver una vez llegado a La Moncloa y por eso orquestó la operación con Sacyr.
Un constructor hambriento
Luis del Rivero, entonces presidente de Sacyr, era conocido por sus buenas relaciones con el Gobierno socialista. Tal fue así que era el rostro visible del “asalto” a BBVA. Eso sí, de momento no han publicado grabaciones que lo involucren directamente, aunque su teléfono sí fue espiado.
El oportunismo de Banco Santander
Ignacio Rupérez, exjefe del servicio de estudios del Banco Santander, tenía línea directa con Sebastián y La Moncloa. A Rupérez, Villarejo lo consideró el enlace entre el fallecido presidente de Santander, Emilio Botín, y la operación “asalto” de Sacyr. En una de las conversaciones interceptadas se le ve hablando con Sebastián al respecto, y también, con la exvicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega.
La implicación de la vicepresidenta
“Del otro tema ya sabe Miguel que podéis seguir contando con nosotros”, le dijo Rupérez a la exvicepresidenta. Ese otro tema no era otro que la operación “asalto” de Sacyr. El problema es que lo que le dice De la Vega a Rupérez es prácticamente inaudible. Apenas se escucha lo siguiente: “Pero ahora hay que decidirse por el… González… esto ya parece de chiste…”. Cabe recordar que esta llamada se produjo el 18 de enero de 2005, día en que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) investigaba presuntas irregularidades en la venta de la sociedad de bolsa de González, FG Valores, a Merrill Lynch en 1996.
El espía de González
Villarejo, excomisario de la Policía Nacional en prisión desde 2017 por supuestos delitos de blanqueo y espionaje ilegal, ha estado involucrado en algunos de los asuntos más polémicos de los últimos tiempos, como el caso del Pequeño Nicolás, el ático de Ignacio González y las grabaciones de la amiga del rey emérito Juan Carlos I, Corinna zu Sayn-Wittgenstein. Cuando se jubiló como policía, Villarejo se convirtió en detective privado para circular por las cloacas del Estado y hacer negocios con ello. Su falta de escrúpulos le llevó a investigar la vida privada de altos funcionarios de la CNMV.
El informante de BBVA
Las investigaciones del Grupo Cenyt, empresa de Villarejo, se las comunicaba cada cierto tiempo el exjefe de seguridad corporativa de BBVA Julio Corrochano al presidente del banco. Este lunes, El Confidencial y www.moncloa.com publicaron una conversación de media hora en una cafetería de El Corte Inglés en la que el exjefe de seguridad de BBVA le decía a Villarejo que “me llama cada 10 días o 15 días el presi”. Al respecto, agregó: “Ni las conclusiones lee [González]. Hay que decirle pim, pim, pim y a tomar por culo”.
Más nombres involucrados
El reparto de culpas del espionaje del BBVA de González aún puede ser mayor. Igual en la operación “asalto”, pues también aparece señalado Juan Abelló, miembro entonces del consejo de Sacyr y de Santander. Empresarios de Intermoney, la agencia de valores en la que trabajó Sebastián antes de dar el salto a la política. Y el exministro de José María Aznar, hoy preso y en 2004 jefe del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato. Su teléfono también fue pinchado por Villarejo.