Leticia Núñez (ALN).- El presidente de Perú, quien este jueves podría ser destituido por sus vínculos con el escándalo Odebrecht, dijo en Madrid hace unos meses que “la lucha contra la corrupción, si bien es costosa, es fundamental”. También que Perú ha vivido varios “traspiés” con algunas empresas acusadas de corrupción y que “es mejor tragar el sapo y limpiar la casa”. Ahora todo apunta a que esa limpieza podría incluirle a él.
“Es mejor tragar el sapo de una vez y limpiar la casa”. Son palabras del presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski. Son palabras de un mandatario que en la visita oficial que realizó a España el pasado junio habló sin tapujos de la corrupción. Conversó de manera abierta sobre un problema que su país experimenta en primera persona y que ahora él mismo sufre en carne propia.
Hoy, apenas seis meses después de reconocer “el dolor” que le provocan todos los “traspiés” que Perú ha vivido con la corrupción, el futuro de Kuczynski está en manos del Congreso. Se enfrenta a una moción de vacancia presidencial “por incapacidad moral”. Dicho de otra manera: este mismo jueves podría ser destituido por sus vínculos con el escándalo Odebrecht.
Está acusado de haber recibido pagos de la constructora brasileña entre 2004 y 2012 a través de su empresa Westfield Capital. En concreto, la propia Odebrecht informó la semana pasada al Congreso de Perú que realizó cinco desembolsos a Westfield de 752.000 dólares entre 2004 y 2006, años en los que el presidente peruano era ministro de Economía del gobierno de Alejandro Toledo. Además, otros cuatro millones de dólares habrían sido transferidos por Odebrecht a la empresa First Capital, para la que el mandatario trabajó como consultor financiero.
Kuczynski, por su parte, reaccionó de forma rotunda: “No voy a abdicar de mis responsabilidades como presidente”, dijo en un mensaje televisado a última hora del jueves pasado. Después, el domingo, en otra intervención en televisión se desligó de Westfield cuando fue ministro y aseguró que no conocía los contratos que firmó el gestor de su empresa en aquellos años con Odebrecht, pero que sí recibió dividendos por los servicios prestados.
Un discurso que contrasta con el que ofreció en Madrid hace seis meses. Entonces, sostuvo que “la corrupción se combate desde la cabeza, desde arriba” y, agregó: “Los corruptos opondrán resistencia, pero los venceremos. La lucha contra la corrupción, si bien es costosa, es fundamental”. Ahora que él también se ha visto salpicado dice que no sabe nada.
Kuczynski: “Estamos ante un golpe bajo el disfraz de interpretaciones legales supuestamente legítimas”
En junio también dijo estar “muy dolido” por la investigación a los expresidentes Alan García y Alejandro Toledo. Se les señala por, presuntamente, haber recibido sobornos a cambio de obras. “Es una traición al pueblo peruano y a sus colegas que se esforzaron tanto. Realmente es muy lamentable esto. Debe ponerse a derecho”. Ahora se escuda en el gestor. “El accionista [de Westfield] es una persona: yo. [En el tiempo como ministro] no participé en ninguna decisión, me separé, yo no aprobé estos contratos, los firmó el gestor”, dijo en una entrevista televisada, recogida por Notimérica.
Sin embargo, no mostró ningún documento en el que probara que se desvinculó de su empresa mientras era ministro, como le había pedido una periodista en la citada entrevista. PPK –como se conoce popularmente al presidente- dijo que ha sido en estos días cuando se ha enterado de la firma de esos contratos, que tuvo lugar hace más de 10 años.
Una actitud que sorprende en un mandatario que aprobó “una ley de muerte civil” contra funcionarios corruptos cuando no llevaba ni 100 días en la Presidencia y que en distintas ocasiones ha pedido “un cambio de mentalidad” para conseguir que “el Estado sea eficiente”. Pero ahora Kuczynski, un tecnócrata de 78 años, execonomista del Banco Mundial, está a punto de ser destituido cuando apenas lleva un año y medio en el cargo.
Golpe político y económico
El escándalo Odebrecht amenaza el modelo político peruano. Como ya publicó el periodista Pedro Benítez en ALnavío, Perú puede ser en los próximos años la Italia de Suramérica: la economía por un lado y la política por otro. El presidente del país con la economía más exitosa de América Latina, que lleva 100 meses de crecimiento, podría perder el cargo, lo que supondría una oportunidad para los que quieren barrer con la institucionalidad democrática.
Las contradicciones y negaciones de PPK –finalmente admitió que las empresas de su propiedad sí contrataron con Odebrecht- le han hecho perder la confianza de la opinión pública, provocando un terremoto político. El propio Kuczynski trató de defenderse este miércoles planteando que su posible cese constituiría no sólo un golpe político, sino también económico. “Estamos ante un golpe bajo el disfraz de interpretaciones legales supuestamente legítimas. Pero las intenciones de nuestros opositores quedan desenmascaradas por su comportamiento apresurado y abusivo”, aseguró.
En Perú, los expresidentes García, Toledo y Humala están bajo la lupa de la Justicia por el caso Odebrecht
Dijo que el proceso de destitución que ha propiciado la mayoría opositora, Fuerza Popular (fujimorista), “es un manotazo, un asalto al orden democrático, contra el fiscal, el Tribunal Constitucional, y ahora al presidente sin un [debido] proceso”.
Después agregó: “Han sido testigos de mi disposición al diálogo con la que he intentado conducir mi Gobierno, pero han sido también testigos de la actitud agresiva de la mayoría opositora que controla el Congreso. En los primeros 15 meses, cinco de mis ministros fueron censurados o forzados a renunciar, un verdadero récord histórico. Ahora es evidente que desde un principio se buscaba llegar a lo que está ocurriendo”.
Lo que ocurre en Perú es que la sombra del escándalo Odebrecht es larga. Tanto que aparecen involucrados tres expresidentes: Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala, además de la esposa de éste, Nadine Heredia. Se les señala por, presuntamente, haber recibido dinero a cambio de obras que realizó la constructora brasileña entre 2005 y 2014. La investigación es tan ardua que ha requerido dos Fiscalías. Nadie parece librarse.
Humala y Heredia comenzaron a mediados de julio a cumplir los 18 meses de prisión preventiva que pidió el juez Richard Concepción Carhuancho. A ambos se les investiga por la presunta recepción de tres millones de dólares (2,6 millones de euros) pagados por Odebrecht para financiar la campaña electoral de 2011 y el dinero “ilícito” procedente de Venezuela para la campaña de 2006.
“Estaba todo organizado para corromper”
Mientras, Alan García, presidente de Perú de 1985 a 1990 y de 2006 a 2011, está siendo investigado por presuntos sobornos pagados por la constructora brasileña para la licitación en 2009 de la Línea 1 del Metro de Lima. Y a Toledo se le acusa de haber recibido 20 millones de dólares (18,7 millones de euros) en sobornos de Odebrecht, empresa a la que habría favorecido para las obras de una carretera que une el país con Brasil.
En una entrevista con ALnavío, el embajador de Perú en España, José Antonio García Belaúnde, calificó a Odebrecht como “un terremoto” cuyos temblores sintió toda América Latina. “Hemos estado ‘acostumbrados a ver’ casos de corrupción específicos. Lo que nunca habíamos visto es que una compañía tuviera organizado todo un departamento de corrupción con el que trabajaba a lo largo del tiempo. Estaba todo organizado para corromper y ganar licitaciones”, dijo.