Zenaida Amador (ALN).- México y Uruguay vienen tratando de darle impulso a una agenda que le permitiría ganar tiempo al régimen de Nicolás Maduro, mientras la mayor parte de la comunidad internacional se pronuncia a favor de un cambio político en Venezuela. Los esfuerzos de Andrés Manuel López Obrador y Tabaré Vázquez por sumar a su causa a la Unión Europea no lograron materializarse. La presión sobre Maduro sigue su curso.
Montevideo fue la ciudad seleccionada para el encuentro de este jueves. Allí acudieron representantes del llamado Grupo Internacional de Contacto, promovido por la Unión Europea, con Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Portugal, España, Suecia y Reino Unido. Además de los convocantes –Uruguay y México– también se presentaron Bolivia, Costa Rica y Ecuador. Aunque parecían coincidir la postura de la UE de estimular un entendimiento del caso venezolano y darle un enfoque más concertado entre los actores internacionales con la vocación de mediación y de no intromisión en los asuntos internos del país, que impulsan México y Uruguay, al cierre de la cita las cosas no salieron como se esperaba para los aliados de Nicolás Maduro.
La declaración final del Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela, que no firmaron ni México ni Uruguay, fija el compromiso de facilitar el envío de ayuda humanitaria a Venezuela, la intención de que viaje a Caracas una misión técnica y el llamado claro a convocar elecciones presidenciales libres, transparentes y creíbles para alcanzar una solución pacífica propiamente venezolana a la crisis.
Allí se hicieron obvias las diferencias con la postura de los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador y Tabaré Vázquez, que horas antes del encuentro pusieron sobre la mesa el llamado Mecanismo de Montevideo, donde -en resumen- se plantearon cuatro fases para el diálogo entre las partes en Venezuela:
1- Inicio del diálogo y fijación de sus condiciones,
2- Negociación,
3- Compromiso y firma de acuerdos, y
4- Materialización de los acuerdos con acompañamiento internacional.
En el radar no estaba la opción de llamar a elecciones presidenciales, algo que Nicolás Maduro rechaza de plano.
Por qué el diálogo en Venezuela no es una opción en este momento
La carta del diálogo
Antes de que la reunión de Montevideo se diera, Maduro había mostrado su simpatía por la propuesta de México y Uruguay. “Suscribimos su propuesta de cuatro fases para el diálogo en Venezuela. Estamos listos para participar en una agenda abierta de entendimiento por la paz”.
En su primer mandato Maduro se jugó en varias ocasiones la carta del diálogo y la negociación con los líderes de la oposición. Estos procesos concluyeron sin resultados, ya que Maduro siempre ha estado negado a cumplir con los requisitos mínimos exigidos como, por ejemplo, la renovación de las autoridades electorales y la garantía de la celebración de comicios libres.
Estos dilatados procesos de “acercamiento” entre las partes han sido aprovechados por el régimen de Maduro para ganar tiempo a su favor, desacreditar a la oposición, neutralizar a sus dirigentes y desmantelar la institucionalidad democrática, como ocurrió al imponer en julio de 2017 la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) para neutralizar a la Asamblea Nacional (AN), que internacionalmente es considerada la única institución legítima de Venezuela.
El diálogo, desde la óptica del chavismo, no puede incluir jamás la opción de su salida del poder, ya que la consigna de cara a la oposición es “no volverán” a gobernar a Venezuela.
Este jueves, mientras en Montevideo analizaban la situación del país, Diosdado Cabello, quien preside la ANC, fue claro al respecto: “Dialogar no significa que Nicolás Maduro vaya a renunciar, las únicas elecciones que se efectuarán en el país son las legislativas”. Eso mismo decía en los tiempos del diálogo que coordinada el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Dialogar no significa claudicar, señalaba.
La hoja de ruta del chavismo está escrita. Intentará neutralizar a Juan Guaidó, quien, como presidente de la AN, asumió de forma interina las facultades ejecutivas de la nación dado el término del período constitucional de Maduro y su decisión de mantenerse en el poder de manera ilegítima. De allí que la ANC, que fue la que convocó de forma írrita las elecciones presidenciales de mayo de 2018 donde Maduro se reeligió, ya dio los primeros pasos para poner fin a la actual AN al adelantar las elecciones legislativas que deberían ocurrir en 2020.
A tales efectos el chavismo necesita tiempo y el apoyo de sus aliados. En este sentido llama la atención que, tras la jornada de este jueves, México y Uruguay decidieron seguir adelante con el Mecanismo de Montevideo como una acción en paralelo al Grupo Internacional de Contacto. Seguirán impulsando la agenda de diálogo, con respaldo de los países del Caribe que decidieron no reconocer a Juan Guaidó como presidente interino, e intentando así hacer mella en la presión que ejerce el resto de la comunidad internacional.
La declaración final del Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela, que no firmaron ni México ni Uruguay, fija el compromiso de facilitar el envío de ayuda humanitaria a Venezuela, la intención de que viaje a Caracas una misión técnica y el llamado claro a convocar elecciones
Aunque la UE como bloque no ha reconocido a Guaidó, porque algunos de los países miembros de forma individual decidieron no hacerlo, sí está generando presión sobre el régimen de Maduro. La declaración de Montevideo demanda elecciones presidenciales libres, con lo cual la UE es consistente con la declaración de rechazo a los comicios de mayo de 2018, que -según declaró- no fueron libres ni creíbles.
La UE, cuando planteó el Grupo de Contacto, se había fijado un plazo de 90 días para concretar el objetivo de convocar a elecciones. Las definiciones en este sentido son clave para propiciar la transición pacífica en Venezuela y esto sólo podrá facilitarse con mayor presión internacional.
Tras la reunión de Montevideo Elliot Abrams, designado por Washington para atender el caso venezolano, llamó a propiciar la transición en Venezuela. “En lugar de tratar de hablar con Maduro a través de grupos de contacto o diálogo, hacemos un llamado a los países para que reconozcan a Juan Guaidó y se unan a nosotros para responder a su llamado de asistencia humanitaria internacional inmediata (…) El tiempo para dialogar con Maduro ya pasó”.