Redacción (ALN).- La Organización Internacional del Trabajo analizó el impacto del coronavirus en el mercado de trabajo y los ingresos de los latinoamericanos. Ninguno de sus hallazgos invita al optimismo, y por lo general, se agudizan problemas preexistentes que ya padecía la región.
Latinoamérica sufre “una crisis sin precedentes”, dice la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su más reciente informe, Impactos en el mercado de trabajo y los ingresos de América Latina y el Caribe.
“La drástica contracción del empleo, de las horas trabajadas y de los ingresos da cuenta de los significativos efectos de la reducción del nivel de actividad económica sobre la dinámica laboral. El panorama resulta aún más preocupante al considerar que dichos impactos han sido desiguales y que el sendero de recuperación, que lentamente se está vislumbrando en la región, podría ir acompañado de una amplificación de brechas laborales y de ingresos entre los diferentes grupos de población”, apunta el informe que firma la economista e investigadora del Instituto Interdisciplinario de Economía Política, Roxana Maurizio, bajo la coordinación de Fabio Bertanou, director del Equipo de Trabajo Docente de la OIT en el Cono Sur.
El documento, de 39 páginas, advierte hasta seis puntos que explican por qué Latinoamérica es una de las regiones más afectadas a nivel económico y laboral del mundo:
-La región más afectada en términos de horas trabajadas e ingresos laborales. Durante los tres primeros trimestres de 2020 la reducción estimada de las horas fue del orden del 20,9%, mientras que los ingresos por trabajo se contrajeron en 19,3%, según la OIT.
– 34 millones de empleos perdidos. Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Paraguay, Perú y Uruguay representan el 80% del mercado laboral de la región. También son los países con la data más completa y actualizada. Basándose en sus indicadores, la OIT concluye que en el primer semestre de este año 34 millones de trabajadores latinoamericanos perdieron su empleo, algunos de manera temporal.
– Un trimestre para el olvido. Dice la OIT que entre marzo y junio de 2020 tuvieron lugar los impactos laborales “más significativos en ocupación, desocupación y participación económica”. Un dato que lo demuestra es que las horas perdidas por los trabajadores en esos meses alcanzaron el 33,5%.
– Una crisis inédita. Inédita, explica la OIT, “porque las caídas en el empleo no se reflejaron completamente en aumentos en la tasa de desocupación debido a las masivas salidas de la fuerza de trabajo”. Muchas de las personas que dejaron de trabajar están disponibles para volver a su empleo. Por lo que “la tasa de desocupación refleja sólo parcialmente la magnitud de las dificultades por las que atraviesa la región”. De ahí la importancia de destacar indicadores como el de las horas perdidas.
– El golpe a los autónomos y trabajadores informales. “Otro efecto novedoso de esta crisis es que la reducción del empleo ha sido más intensa entre los cuentapropistas que entre los asalariados, y más profunda entre los trabajadores informales que entre los formales. Es por ello que la tasa de informalidad se redujo, temporalmente, muy fuertemente en todos los países con información disponible”.
– Se agudiza la brecha de género. Hay variaciones entre los países, pero las mujeres “vienen experimentando con mayor intensidad la pérdida del empleo” que los hombres. Mientras el rango de caídas en el empleo masculino va del 3% al 34%, el femenino se extiende entre el 7% y el 43%.