Daniel Gómez (ALN).- Hace cuatro años, España aprobó una ley que hoy Ana María Martínez-Pina, vicepresidenta de la CNMV, define como “un éxito”. Fue la Ley de Capital Riesgo, que facilita los trámites de financiación para pequeñas y medianas empresas y que sólo en 2017 captó 5.000 millones de euros, según precisó Martínez-Pina este jueves en el Foro MedCap.
España tiene un reto. Que las pequeñas y medianas empresas reduzcan la dependencia de la financiación bancaria. Que busquen dinero a través de otros instrumentos. Como la Bolsa, las plataformas digitales de ahorro y los fondos de capital riesgo, esos que en Estados Unidos y Suiza sacan adelante las grandes ideas.
Los esfuerzos de la administración española siguen esta línea. Lo contó este jueves Ana María Martínez-Pina, vicepresidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en el Foro MedCap que organiza Bolsas y Mercados Españoles (BME) esta semana en Madrid.
Según Martínez-Pina, el Gobierno español aprobó una ley que hoy define como “un éxito”. Fue la Ley de Capital Riesgo de 2014. “Permitió agilizar los trámites para los fondos que quieren ayudar a las jóvenes empresas. Después de cuatro años podemos decir que el sector ha mejorado mucho. La inversión de capital riesgo ascendió a 5.000 millones de euros en 2017, 38% más que en 2016”.
En España, 67% de las empresas son pymes. Muchas de ellas, jóvenes compañías que salen adelante a golpe de talento. Un talento que no siempre está recompensado con el dinero de los inversores. No porque no quieran, sino porque la legislación no está de su lado. De ahí leyes como la del capital semilla y la Ley de Fomento de Financiación Empresarial de 2015.
Alternativas a los bancos
Explicó Martínez-Pina que el objetivo de la última ley es facilitar la financiación de las pymes, sin que únicamente dependan de los bancos. Para ello potencian la labor de las plataformas colaborativas y del Mercado Alternativo Bursátil (MAB).
“La ley quiere que haya un mayor acceso al mercado como, por ejemplo, el crowdfunding. Y que en estas plataformas prime el componente financiero. Que el inversor contemple a cambio un rendimiento”, apuntó la vicepresidenta de la CNMV.
La inversión de capital riesgo ascendió a 5.000 millones de euros en 2017, 38% más que en 2016
Para cumplir los objetivos, la ley ofrece guías que permiten autorizar y agilizar el acceso a este tipo de plataformas de financiación. También el proyecto ascensor, que hace que las empresas que capitalicen en el MAB por encima de los 500 millones de euros pasen a cotizar directamente en Bolsa.
Sin embargo, esta ley sufre un problema. De momento, sus opciones son limitadas y sus números, aunque en alza, no son muy halagüeños: sólo 23 millones de euros captados en 2017. Por eso Martínez-Pina insiste en un cambio. “Queremos recoger más proyectos y que haya una reforma para ampliar su ámbito”.
Por último, y en línea con BME, la CNMV tiene la ambición de que las pequeñas tecnológicas españolas tengan un mayor acceso a nuevos inversores y lleguen incluso al mercado bursátil. Y es que no hay que olvidar que una startup también es una pyme.