Rogelio Núñez (ALN).- El mes de octubre va a ser, políticamente hablando, apasionante en Suramérica, ya que habrá cuatro citas ante las urnas: tres elecciones presidenciales (Bolivia, Uruguay y Argentina) y unas municipales (Colombia). Tres de esos comicios, además, coinciden el mismo día, el 27 de octubre (en Argentina, Uruguay y Colombia).
Y por si fuera poco, el 6 de octubre en la República Dominicana, se celebran internas partidarias marcadas por la dura pugna entre el expresidente Leonel Fernández y el exministro Gonzalo Castillo por convertirse en candidatos presidenciales de la misma fuerza política, el PLD, el partido en el poder desde 2004.
Las cuatro elecciones de la segunda mitad del mes de octubre se caracterizan por tener lugar en un contexto diferente al que se preveía tan sólo hace unas semanas, lo que ha desembocado en que existan dudas sobre la victoria de Evo Morales en Bolivia; en que Alberto Fernández se perfile como el favorito indiscutible en Argentina; en que la pugna en Uruguay se haya concentrado en lo que ya son las elecciones más disputadas en este siglo XXI y, finalmente, en que la pelea en Colombia por Bogotá y Medellín se esté transformando en un anticipo de la pugna por el poder que se dará en 2022:
1-. Elecciones en Bolivia
La primera cita ante las urnas para unas presidenciales, en Bolivia, se ha visto condicionada y alterada por la incidencia de los incendios que han arrasado la Chiquitania amazónica, los cuales han desnudado la ineficacia de la administración y fallos gruesos en la legislación medioambiental.
De hecho, un 56% de las personas consultadas considera que el presidente Evo Morales tiene un alto grado de responsabilidad en los incendios de la Chiquitania por emitir decretos que permitían los chaqueos (desmonte mediante la quema controlada), según una encuesta que Mercados y Muestras realizó para Página Siete.
Estos incendios masivos que afectan a la Amazonía boliviana y que han consumido cuatro millones de hectáreas en lo que va de año han dado arsenal a la oposición para que critique al Ejecutivo, trate de debilitarlo y de encontrar un punto débil con vistas a las elecciones. Sobre todo, para quien se alza como su principal rival en las presidenciales, el expresidente Carlos Mesa, que ha puesto en su punto de mira el desastre medioambiental: “La evidencia de que el avión es insuficiente, la evidencia de que no quieren declarar un desastre nacional… la respuesta es muy clara, la culpabilidad tiene un nombre: Evo Morales y su gobierno”.
Un Carlos Mesa que aspira, en primer lugar, a que Morales no alcance el 40% de los votos en primera vuelta con 10 de ventaja sobre su principal rival, lo que le otorgaría la reelección sin necesidad de ir al balotaje. Eso, por ahora, es lo que ocurría pues las encuestas, si bien sitúan a Morales muy lejos de Mesa (que ronda el 20-25%), lo hacen con sólo el 38% de los votos (e incluso algunas lo colocan por debajo del 35%).
Si Mesa consigue evitar la reelección de Morales en primera vuelta es muy posible que en la segunda el líder opositor tenga más opciones de vencer porque concentraría en su candidatura el voto anti-Evo: los votantes que en primera vuelta se inclinen por Óscar Ortiz, que posee un 10% de intención de un voto muy concentrado en la provincia de Santa Cruz, se definen, sobre todo, por su antievismo, por lo que muy posiblemente acabarían votando por Mesa en el balotaje.
Además, Mesa, presidente entre 2003 y 2005, llega reforzado a esta cita ya que acaba de recibir el apoyo del empresario Samuel Doria Medina, quien anunció el respaldo a la candidatura del exmandatario por parte de su partido, Unidad Nacional (UN).
2-. Elecciones en Uruguay
Las últimas semanas han cambiado también el panorama electoral en Uruguay por dos razones: en primer lugar porque se ha desinflado el fenómeno Ernesto Talvi que ponía en riesgo que el principal líder opositor (Luis Lacalle Pou del Partido Nacional) pasara a segunda vuelta. Además, la intención de voto del oficialismo (el Frente Amplio), que estaba en mínimos históricos, se ha recuperado de forma muy marcada.
Talvi, al imponerse a una vaca sagrada del coloradismo como Julio María Sanguinetti en las internas, despertó gran expectación y creció en las encuestas hasta casi igualar a Lacalle Pou como referente opositor. Sin embargo, este último se ha recuperado y ahora mantiene el nivel de preferencias en torno a un 26%, mientras el Partido Colorado (PC) de Talvi no ha logrado superar la barrera del 20% y parece ir en descenso. Lacalle ha centrado su objetivo en debilitar al oficialismo y no ha entrado en algunas provocaciones de Talvi, pensando, sin duda, que el coloradismo sería el socio de gobierno blanco en caso de ganar la oposición: “Hoy somos competidores cooperantes y en ese sentido es que nos tenemos que cuidar mucho. Cuido mucho las relaciones interpersonales y he tratado de actuar con prudencia, con paciencia, tendiendo puentes, tengo una buena relación personal con el candidato del Partido Colorado”.
A menos de un mes para las elecciones todo indica que habrá segunda vuelta y que la disputarán el frenteamplista Daniel Martínez y Lacalle pues Talvi ha entrado en una cuesta abajo como señala, por ejemplo, la última encuesta de Opción Consultores en la que se hunden las opciones del coloradismo hasta el 12%:
Y ha habido más cambios: la sensación de desánimo en el oficialismo se ha atenuado gracias un cierto repunte de su candidato Daniel Martínez, que ha pasado de tener sólo un 35% de intención de voto a rondar el 40% en algunas encuestas. Sigue lejos de las cifras históricas del Frente Amplio –en tono al 48%- pero al menos ha conseguido abrir espacio con respecto a sus rivales.
Los mensajes de Martínez tratan de presentarle como un candidato moderado ajeno a la crispación opositora, a fin de captar el voto tradicional de la izquierda y avanzar sobre opciones más centristas con mensajes como este: “Hay que ser objetivo, y a principios del siglo XX hubo un cambio estructural impresionante, que hay que reconocerlo, pero por lo menos digamos por qué no lo hicieron los 70 años anteriores; tuvieron 70 años de changüí para cambiar el país y no lo hicieron”.
La sombra de la crisis argentina
La sombra de la crisis argentina sobrevuela los procesos electorales en dos países. Se ha transformado para los dos oficialismos –el boliviano y el uruguayo- en una herramienta para infundir temor a la alternancia y el triunfo de una oposición de centroderecha mediante la apelación al “voto del miedo”. El gobierno de Mauricio Macri significó en 2015 la victoria de una fuerza de oposición –de centroderecha- frente a un oficialismo de izquierdas (el kichnerismo). Su fracaso económico en 2018-19 sirve a Evo Morales y a Daniel Martínez para vincular una posible victoria opositora -de fuerzas de centroderecha- con una repetición de la situación argentina en Bolivia y Uruguay.
Así el siempre moderado Daniel Martínez no ha dudado en señalar que la inexperiencia de la oposición uruguaya condenaría a su país a repetir lo ocurrido en el país vecino: “Si vos escuchas a la derecha, Argentina es el paraíso al lado nuestro. Macri llegó a decir que controlar la inflación era una pavada, un boleto. Acá hay algunos que parece que están en la misma. Tal vez otro error de Macri muy importante fue creer que todo se arreglaba como si fuera una empresa privada”.
En el país andino Evo Morales se alza como el garante de la estabilidad frente a la incertidumbre opositora y su lema es ‘Futuro seguro’. Curiosamente es la misma estrategia que sus rivales emplearon en 2005 para impedir su victoria, lo cual, al fin y a la postre, no ocurrió.
El entorno de Morales considera que la mejor manera de demostrar el riesgo que corre Bolivia en caso de votar a la oposición es narrar la experiencia de los argentinos durante el gobierno de Mauricio Macri. El vídeo del Movimiento al Socialismo (MAS) muestra imágenes de una Argentina en crisis: protestas por los aumentos en los servicios públicos y ciudadanos que duermen en la calle. Y un final bien explícito: “¿Quieres eso para Bolivia?”.
3-. Elecciones en Argentina
Las internas del 11 de agosto y la tormenta financiera que se desató tras ellas dejaron tendido en la lona al presidente Macri en su calidad de jefe de Estado y de candidato. Para muchos, sus opciones de reelección se han evaporado, y para otros permanecer en la Casa Rosada se ha convertido en una especie de “operación milagro”: el candidato kirchnerista, Alberto Fernández, no sólo aventajó en 15 puntos a Macri sino que llegó hasta el 47% cuando el 27 de octubre sólo necesita, para ser presidente electo, superar el 45% o el 40% con 10 de ventaja sobre su principal rival.
Si bien es verdad que unas internas son diferentes a unas presidenciales, las encuestas que han aparecido a lo largo de septiembre no dejan de marcar un claro favoritismo kirchnerista. Los nuevos sondeos amplían la diferencia a cifras cercanas a los 20 puntos: son los casos de la encuesta de Clivajes Consultores (52,62% para Fernández y 32,54% para Macri), Gustavo Córdoba & Asociados (50,70% a 30,1%), Oh Panel! (50,0% a 31,0%) y Federico González y Asociados (51,2% y 30,2%). Las que menor ventaja dan a Fernández son Atlas Intel (48,2% a 38,5%) y Ricardo Rouvier & Asociados (45,9% a 34,2%). En cualquiera de estas encuestas publicadas hasta el momento, se cumplirían los dos escenarios por los que Alberto Fernández se haría con la Presidencia sin necesidad de ir a segunda vuelta.
Las elecciones para la gobernación de la provincia de Mendoza, celebradas el último domingo de septiembre, han levantado algo el ánimo en el macrismo ya que el peronismo fue derrotado de forma contundente (49% vs 34%) en el quinto distrito electoral del país por un aliado del presidente (Rodolfo Suárez). El triunfo de Cambiemos en Mendoza avala la tesis de la Casa Rosada a la hora de insistir con el mensaje de que ‘sí se puede’ dar la vuelta a la elección. De todas formas cabe destacar que Macri fue derrotado en Mendoza y que Suárez, tras provincializar la elección y tomar distancia de Macri, fue capaz de dar la vuelta al resultado de las PASO en la categoría de gobernador.
Mientras Macri se vuelca en la campaña y trata de volver a captar el voto de las clases medias, en el entorno de Alberto Fernández de lo que se habla más es de cuáles serían las medidas a tomar en caso de llegar al poder. Medidas que pasan por mantener un dólar alto, acordar con el FMI una reprogramación del pago de la deuda y aumentar las reservas. Como apunta el analista Eduardo van der Kooy en el diario Clarín, “la campaña exhibe ahora dos comportamientos contrapuestos. Mauricio Macri recurre a una estrategia tradicional, con actos callejeros, divorciada de otra más sofisticada que caracterizó a Cambiemos en su época de auge. Pretende arrimarse al milagro de revertir la dura derrota en las PASO. Alberto Fernández, el peronismo y el kirchnerismo prefieren mayor pasividad. Confrontan con el oficialismo aunque sin ensayar ninguna audacia que pueda echar sombra sobre la primera victoria electoral que atesoran en el bolsillo”.
Con el desánimo instalado en el macrismo, en Argentina lo que persiste es la duda en torno a cuáles y de qué tenor serán las medidas que tomará un posible futuro gobierno kirchnerista y, sobre todo, dónde estará el poder real: en manos del presidente (Alberto Fernández) o de la líder del kirchnerismo (Cristina Fernández de Kirchner). Muchos piensan que en Argentina el presidente acumula demasiado poder (“el presidente lo es todo” en palabras del analista Julio Bárbaro) y que, en este caso, Alberto Fernández tendrá el respaldo también de sindicatos (la CGT) y de muchos gobernadores que si bien son peronistas no se acomodan bien con el kirchnerismo. Pero también es verdad que Cristina Fernández de Kirchner es la líder natural y carismática del movimiento que va a llevar a la Casa Rosada a Alberto Fernández y que va a contar con el control de la mayoría de la bancada en diputados y, en especial, tendrá a su lado a la provincia de Buenos Aires, donde un hombre fiel a Cristina, Axel Kicillof, se perfila como nuevo gobernador.
4-. La cita en Colombia
De las cuatro citas ante las urnas la de menor rango es la colombiana dado que son unos comicios locales y no se elige presidente. Sin embargo, estas elecciones municipales son un anticipo del duelo por la presidencia en 2022 entre el uribismo, el centro que lidera Sergio Fajardo y la izquierda de Gustavo Petro. Es una pelea en la cual Petro apuesta por salir consagrado como el referente de la izquierda para las presidenciales de 2022 y el uribismo persigue mostrar músculo como única fuerza capaz de impedir la victoria del petrismo.
Además, en estas elecciones municipales está en juego el poder e influencia a escala local, donde la gran batalla es por conquistar la Alcaldía de Bogotá. La competencia por la capital está cada vez más cerrada: Claudia López, candidata de la izquierda por el Partido Verde y el Polo Democrático, estaría empatada con Carlos Fernando Galán, candidato por el movimiento independiente “Bogotá para la gente”. López lideró desde el comienzo de la campaña en todos los sondeos pero en el más reciente, publicado por la empresa Yanhass, el independiente Carlos Fernando Galán aparece en el primer lugar.
En Medellín es donde se va a vivir más claramente un duelo que anuncia lo que ocurrirá en las generales de 2022. La contienda electoral por esa alcaldía se vislumbra reñida entre uribismo y petrismo con el importante ascenso que ha obtenido en las últimas encuestas Daniel Quintero, de 39 años, del Movimiento Independientes. Aunque Alfredo Ramos, de 41 años, del Centro Democrático (uribismo), se mantiene en el primer lugar de intención de voto.
El próximo 27 de octubre, los colombianos irán a las urnas para elegir alcaldes de más de 1.100 municipios y 32 gobernadores, así como representantes en las asambleas departamentales y en los concejos municipales. La cita electoral ha estado ensombrecida por el regreso de la violencia electoral. Según un informe de la Misión de Observación Electoral (MOE), una plataforma de organizaciones que promueve los derechos civiles y políticos de la ciudadanía, 69 candidatos fueron víctimas de violencia desde el pasado 27 de julio. De ellos, siete fueron asesinados, ocho sufrieron atentados, uno está secuestrado y a los 53 restantes los amenazaron.