Daniel Gómez (ALN).- Una veintena de expertos analizó el rumbo de la desescalada en Hong Kong, Japón, Nueva Zelanda, Singapur, Corea del Sur, Alemania, Noruega, el Reino Unido y España. Y en este último país hubo más errores que aciertos.
Lecciones aprendidas al aliviar las restricciones de COVID-19: un análisis de países y regiones de Asia Pacífico y Europa. Este estudio, en el que participan una veintena de expertos, fue publicado el jueves en The Lancet, la revista científica más relevante del momento.
Liderado por la experta en salud pública Helena Legido-Quigley, el documento analiza el rumbo de la desescalada en Hong Kong, Japón, Nueva Zelanda, Singapur, Corea del Sur, Alemania, Noruega, el Reino Unido y España. Ninguno se libra de los errores. La inexperiencia en luchar contra un virus desconocido jugó en contra de todos, pero los países con mejores herramientas sanitarias y de rastreo salieron mejor parados. De ahí que España haya cometido errores.
Desconocimiento del estado del virus
Los investigadores explican que para que un país pueda abrirse, “lo lógico” es contar con “un sistema de vigilancia de alta calidad que haya confirmado que se están suprimiendo las infecciones”. Sin embargo, “en varios países este principio a menudo se ha ignorado”. Y uno de esos países es España, que no publicó “ningún indicador específico” para levantar las restricciones. Cabe recordar que el confinamiento se ordenó por fases, y todavía hoy se desconocen los criterios para pasar de fase.
El sistema de salud, desbordado
Apuntó el estudio que “una capacidad adecuada del sistema de salud es crucial para hacer frente a posibles aumentos repentinos de infecciones después de que se levanten los bloqueos”. ¿Y qué pasó en España? “Las UCI estaban por encima de sus capacidades en muchos hospitales a fines de marzo y abril de 2020, se han adaptado otras salas y espacios del hospital para albergar a los pacientes en estado crítico y el personal sanitario ha disminuido debido a las altas tasas de infección”.
No hubo control de fronteras
El control de fronteras es clave para evitar que casos de covid-19 entren al país. Y control no quiere decir prohibición ni cierre. Sino gestión. “La afluencia de viajeros debe gestionarse para reducir el riesgo de que las personas con covid-19 viajen al área”. En España, y por lo general en la Unión Europea, no tuvieron en cuenta estas recomendaciones. “Los países europeos han tardado en exigir pruebas de rutina a los viajeros. En junio de 2020, España eximió a los ciudadanos de la UE de los requisitos de cuarentena”.
Los rastreadores
Precisó el estudio que en “el centro de cualquier estrategia de salida efectiva para las restricciones de covid-19 debe haber un sistema de vigilancia que incluya la búsqueda activa de casos, pruebas de todas las personas con sospecha de infección, rastreo de sus contactos cercanos, aislamiento de personas con una infección confirmada y apoyo”. Es cierto que en España el número de test PCR ha aumentado con el tiempo. Pero persiste el problema de los rastreadores. Según la Universidad John Hopkins, cada comunidad debería tener al menos 1.206 personas encargadas de detectar asintomáticos. Y Madrid, la ciudad con más movimiento de España, apenas cuenta con 500.
Lo que hizo bien España
El coronavirus es un reto para la protección de minorías y familias vulnerables. También un recordatorio de que esas personas no se pueden quedar atrás. Y en estos esfuerzos España sale bien parada en el estudio, que recuerda cómo el ingreso mínimo vital para “sus ciudadanos más pobres” beneficiará a 2,5 millones de personas.