Antonio José Chinchetru (ALN).- Cristina Cifuentes ha vivido semanas de agonía política que han culminado en una dimisión precipitada por la aparición de un vídeo de cuando fue descubierta robando dos cremas de belleza en 2011. Un hurto por valor de 40 euros ha logrado lo que todas las informaciones sobre el modo irregular en el que logró un máster universitario no consiguieron. Ni las iniciales muestras de apoyo, a finales de marzo y principios de abril, de Mariano Rajoy, ni los besos intercambiados con el presidente del Gobierno este lunes han podido prolongar su vida política.
“Cristina Cifuentes es un cadáver político aunque ella no lo sepa”, comentaban fuentes del Partido Popular (PP) a ALnavío un día antes de que se filtrara el vídeo que ha acabado con la carrera política de la hasta ahora presidenta de la Comunidad de Madrid. “Ha aguantado lo del máster, pero va a salir algo más y va a caer”, añadían. Hasta que el periódico Okdiario publicó las imágenes, de 2011, de cuando fue descubierta robando dos cremas de belleza en un supermercado, Cifuentes se mostraba segura con respecto al futuro. El aparente apoyo de Mariano Rajoy podía alimentar esa sensación de confianza. El lunes, poco menos de 48 horas antes del desastre, el presidente del Gobierno le dio dos besos en público.
El último intercambio de besos entre Rajoy y Cifuentes se produjo en Alcalá de Henares, donde ambos acudieron a la entrega del Premio Cervantes
El último intercambio de besos entre Rajoy y Cifuentes se produjo en Alcalá de Henares (Madrid), donde ambos habían acudido a la entrega del Premio Cervantes al nicaragüense Sergio Ramírez. 16 días antes, en la Convención del Partido Popular celebrada en Sevilla, ambos fueron fotografiados en una imagen similar. Entonces, el intercambio de besos se produjo cuando arreciaba más fuerte la polémica desatada por el máster de la Universidad Rey Juan Carlos cuyo título Cifuentes habría obtenido de manera irregular. Entonces ella defendía su inocencia, aunque terminó renunciando al diploma. Ahora, aplica el mismo procedimiento: sostiene que se trató de un error y que pretendía pagar los 40 euros que costaban las cremas.
La escena de Sevilla mostraba cómo la todavía entonces presidenta autonómica se aferraba a Rajoy como un náufrago a un madero flotando en medio del mar. Ella rodeaba con sus brazos el cuello del jefe del Gobierno y líder del PP. Él, más austero en las formas, se limitaba a agarrarla por la manga. Lo importante era, sin embargo, el intercambio de besos en sí, ese mismo gesto que se repetiría en la ciudad madrileña este lunes.
El apoyo escenificado de esta manera no garantizaba la continuidad en el cargo de Cifuentes. Aunque todavía se desconocía la bomba informativa que estaba por llegar, en el diario El Español, la periodista Ana I. Gracia titulaba con una pregunta que se planteaban en muchos círculos políticos y aledaños de Madrid: “Segundo beso de Rajoy a Cifuentes. ¿Habrá tercero?”.
El inicial apoyo de Mariano Rajoy
Cuando arrancó la polémica por el máster, Rajoy no dudó en respaldar en público a Cifuentes. El 26 de marzo, ante el comité de dirección nacional del PP, expresó su “apoyo, respeto y cariño” a la todavía entonces presidenta autonómica, según publicó Europa Press. El 7 de abril, en la convención de los populares en la capital andaluza volvió a hacerlo. En declaraciones a la prensa en ese evento, Rajoy dijo: “Manifiesto una vez más el apoyo del Partido Popular a la presidenta de la Comunidad de Madrid”.
A partir de ahí fue moderando el apoyo a Cifuentes, hasta el punto que dejó de expresarlo en voz alta. Cada vez que se le preguntaba sobre la cuestión se limitaba a decir que era la justicia la que tenía que actuar. En una visita a Argentina, al ser inquirido sobre Cifuentes, dijo que era un tema que “espero que se resuelva a la mayor celeridad posible y con el mayor sentido común posible, que falta hace”.
Este martes fue preguntado una vez más. De nuevo, Rajoy no expresaba de forma abierta su apoyo a Cifuentes. El modo de hacerlo era cargando contra el líder del PSOE en Madrid, José Manuel Franco, que planteó una moción de censura contra Cifuentes que tan sólo podría salir adelante con el apoyo de Ciudadanos. Franco había incluido en su currículum oficial que era licenciado en Matemáticas, algo que tuvo que rectificar tras descubrirse que no había obtenido dicha titulación universitaria. Rajoy dijo al respecto: “No deja de tener su gracia que quienes están planteando una moción de censura sean personas que, incluso quien la presenta formalmente primero, haya falsificado su currículum y haya dicho que es licenciado en Matemáticas”.
Tras la aparición del vídeo del robo en el supermercado, Rajoy decidió que había llegado el momento de defenestrar a Cifuentes
Finalmente, tras la aparición del vídeo del robo en el supermercado, Rajoy decidió que había llegado el momento de defenestrar a Cifuentes. Según publica Europa Press citando a fuentes del PP, este miércoles ordenó que la protagonista de la polémica dimitiera de su cargo. No le dio las instrucciones de forma directa. Lo hizo a través de la secretaria general del Partido Popular y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, y el coordinador general del partido, Fernando Martínez-Maillo. Finalmente, fue Cospedal la encargada de ejercer de correa de transmisión. Para ello se desplazó a la Real Casa de Correos, la sede de la Presidencia de Madrid.
Cospedal es una de las grandes perjudicadas por este desenlace dentro de las disputas internas del partido. Fue la más firme defensora de Cifuentes desde los primeros días del escándalo por el máster. En el extremo opuesto se encuentra la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, la gran rival de Cospedal en las filas populares. De hecho, en los círculos internos del PP era un comentario habitual que Sáenz de Santamaría estaba buscando desde hace tiempo la caída de la ahora dimitida.