Zenaida Amador (ALN).- A más de un mes de haber finalizado su período constitucional de Gobierno, Nicolás Maduro sigue aferrado a la Presidencia de Venezuela. Lo hace deslegitimado y con un amplio rechazo popular. Pero además lo hace negando la existencia de los grandes problemas que golpean con fuerza a la población. Niega que haya una tasa de inflación de siete dígitos, afirma que la diáspora es un invento de los medios y descarta que haya una crisis humanitaria. La Venezuela de la que Maduro habla es una que los venezolanos no conocen.
Nicolás Maduro se afana por mostrar una Venezuela de folleto, una que necesita 10 años más de chavismo para que se vean los logros de la revolución bolivariana. Por eso anunció la “Misión Venezuela Bella” y lanzó algo que dio en llamar “Marca País Venezuela Abierta al Futuro” para promover el turismo y la inversión extranjera.
Afirma que los problemas son retórica opositora e inventos en su contra. “Es el momento de la estrategia Marca País para que salga la verdad de Venezuela, la belleza de Venezuela y todo el que quiera venir, venga a compartir esta tierra”.
En este momento, en el que las empresas de comunicación mundial mienten tanto, invitamos a todos a que vengan a compartir las bellezas de nuestra tierra de paz y la incomparable calidez y solidaridad del pueblo venezolano. pic.twitter.com/XilEAhQtzT
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) 12 de febrero de 2019
Pero Venezuela hierve en protestas debido a la falta de alimentos y medicinas, a la pérdida del poder de compra del salario en medio de una severa hiperinflación, y a las fallas de los servicios básicos. No hay parecido entre el país que los venezolanos viven y el que Maduro dibuja en cada entrevista que ha dado a los medios internacionales y en cada una de sus apariciones públicas de las últimas semanas.
Acá tres puntos clave que desmontan la tesis de Maduro:
1) No hay crisis humanitaria
“Tenemos un 4,4% de pobreza extrema. Claro que queda por superar. Pero venimos de un 25% y hemos reducido todos los índices de desigualdad. Tenemos índices reconocidos por los organismos internacionales del mayor nivel en la igualdad de la inversión social. ¿Tenemos problemas? Claro. Pero Venezuela no es un país de hambruna. Tiene altísimos niveles de nutrientes y de acceso a la alimentación. Ese estigma, ese estereotipo que nos han querido montar tiene un solo objetivo: presentar una crisis humanitaria que no existe en Venezuela para una intervención”.
Nicolás Maduro se afana por mostrar una Venezuela de folleto, una que necesita 10 años más de chavismo para que se vean los logros de la revolución bolivariana. Por eso anunció la “Marca País Venezuela Abierta al Futuro”
Estas afirmaciones de Maduro a BBC Mundo intentan echar por tierra la campaña liderada por Juan Guaidó, presidente interino de Venezuela, para canalizar el ingreso a Venezuela de la ayuda humanitaria internacional que por largos meses ha sido ofrecida por diversos países para ayudar a los venezolanos y que Maduro y sus funcionarios han bloqueado. Pero ¿existe realmente esa emergencia o es sólo el resultado de las sanciones económicas internacionales aplicadas, como argumenta Maduro?
En el último lustro, a causa del desplome de los precios petroleros, el país sintió con rigor el impacto de un largo proceso de desmantelamiento del sistema económico existente como parte de la aplicación del llamado socialismo del siglo XXI. Se llevaron adelante expropiaciones, intervenciones y cierres de empresas, a la par de una aguda desinversión en la industria petrolera, cuyos efectos se encubrían con la petrochequera que pagaba importaciones y permitía una robusta corrupción para garantizarle el piso político al Gobierno. Pero al caer los precios del crudo el modelo expuso las costuras y el país acumuló, al cierre de 2018, cinco años consecutivos de contracción económica en los cuales se destruyó más de 50% del PIB.
La escasez de productos básicos, fenómeno que desde 2007 rondaba al país, se volvió un problema agudo a partir de 2013. Algunos rubros desaparecieron por completo del mercado, lo cual ha sido crítico en el caso de los medicamentos y suplementos quirúrgicos y hospitalarios.
Una investigación de la Universidad Católica Andrés Bello da cuenta de que entre 2012 y 2017 hubo un desplome del consumo de rubros clave como pollo (-48%), pescado (-68%) y leche líquida (-77%) ya sea por la escasez de los productos o porque, debido a la inflación, los ciudadanos no podían adquirirlos.
La pobreza, según estudios de las principales universidades del país, ha venido en aumento. En 1998 había 45% de los hogares en pobreza, en 2014 un 48%, en 2016 se elevó a 81% y para 2017 alcanzaba 87% de los hogares.
Según el Observatorio Venezolano de la Salud, Venezuela pasa por una Emergencia Humanitaria Compleja desde 2015. Vale acotar que las sanciones económicas contra el régimen de Nicolás Maduro comenzaron en agosto de 2017, pero los problemas estructurales que dieron lugar a esta situación llevan largos años gestándose.
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2) No hay inflación de 1.000.000%
“Claro que tenemos problemas, sobre todo el de una agresión económica. Una inflación de 1.000.000% no la aguantaría ningún país del mundo. Ustedes (los periodistas occidentales) no cuestionan ninguna cifra con tal de que esa cifra sea contra Venezuela”.
Con esta respuesta Maduro desestimó los cálculos que hace la Asamblea Nacional, según los cuales entre enero de 2018 y enero de 2019 la variación de la inflación llegó a 2.688.670%. ¿Es real esta tasa de inflación o es una exageración del Parlamento?
Pero Venezuela hierve en protestas debido a la falta de alimentos y medicinas, la pérdida del poder de compra del salario en medio de una severa hiperinflación, y las fallas de los servicios básicos
Lo primero que se debe aclarar es que desde 2015 el régimen de Maduro oculta tanto las cifras del desempeño de la economía y la evolución de los indicadores sociales como el alcance de los compromisos que suscribe por la República a nombre de todos los venezolanos. Dado que el Banco Central de Venezuela dejó de suministrar los datos de inflación, algunas firmas privadas, organismos internacionales y la propia Asamblea Nacional comenzaron a realizar cálculos propios para hacer un seguimiento a este indicador.
Aunque las cifras pueden variar ligeramente entre una fuente y otra, todas exhiben la gravedad de la situación, ya que desde octubre de 2017 Venezuela comenzó a experimentar tasas mensuales de inflación sobre 50% y entró en una agresiva hiperinflación.
Dada la falta de atención a los problemas de fondo que generan la inflación, como la recurrente emisión monetaria para financiar el gasto del Gobierno, el Fondo Monetario Internacional calcula que en 2019 la variación de los precios estará sobre 10.000.000%.
Si bien el régimen de Maduro se niega a reconocer la inflación, algunas de sus acciones son reveladoras. En agosto de 2018 se hizo una reconversión monetaria para quitarle cinco ceros a la moneda, a fin de facilitar el manejo de las cifras abultadas por el efecto inflacionario. A la fecha las cifras ya se aproximan a los valores de hace seis meses.
Además, entre enero de 2018 y enero de 2019 Maduro autorizó sucesivas alzas del salario mínimo que implicaron un aumento acumulado de 740.000%.
3) No hay una diáspora de millones de venezolanos
“Se ha exagerado toda la campaña que se ha hecho sobre la migración en Venezuela. Somos un país receptor de inmigrantes (…) Sin lugar a duda, producto de la guerra económica, hay un fenómeno nuevo de emigración. Nosotros tenemos los números oficiales y no pasan de 800.000 los venezolanos que se han ido en los últimos dos años buscando alternativas”.
Estas afirmaciones de Maduro a BBC Mundo intentan echar por tierra la campaña liderada por Juan Guaidó, presidente interino de Venezuela, para canalizar el ingreso al país de la ayuda humanitaria internacional
Maduro niega así los señalamientos hechos por varios países de la región ante la OEA y la ONU sobre el impacto que han sentido por el ingreso masivo de venezolanos que huyen de la crisis económica. ¿Son ciertos estos señalamientos o es un montaje mediático?
Se calcula que entre 1998, cuando Hugo Chávez ganó por primera vez las elecciones presidenciales, y 2014, alrededor de dos millones de venezolanos salieron del país huyendo de la inseguridad y la crisis económica, según el sociólogo Tomás Páez, que ha investigado este fenómeno por más de una década.
Pero lo más grave ha ocurrido desde esa fecha para acá, en consonancia con la acentuación de la crisis económica. La ONU calcula que tres millones de personas salieron de manera forzada del país desde 2014, es decir, 10% de la población venezolana.
Las últimas salidas han sido cruzando la frontera por tierra, incluso sin pasaporte ni recursos y en condiciones de alta vulnerabilidad, generando graves efectos en las naciones receptoras de estos migrantes.
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De no ocurrir un cambio en las condiciones del país, uno de cada seis venezolanos habrá dejado el territorio para el cierre de 2019, según estima el Plan Regional de Respuesta para Refugiados y Migrantes de Venezuela.
Pero Maduro niega la realidad. Y dice que en 2018 aumentó el consumo de electricidad, aumentó el consumo de gasolina, aumentó la escolaridad. En su opinión, si todo ello aumentó, ¿cómo es que se fue tanta gente?