Daniel Gómez (ALN).- Las crisis de las protestas en Chile y Ecuador. Crisis políticas (y económicas) como las que se han visto en Argentina, México y Brasil. Todas tienen un denominador común en su origen y en su solución. Lo explica Juan Vázquez, economista jefe para América Latina de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
“Lo que hoy se ve en las fotos y en las calles de América Latina ya se veía en los gráficos”, dijo Juan Vázquez, economista jefe para América Latina de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) este jueves en el Foro Latibex en Madrid.
Crisis de protestas como las de Chile y las de Ecuador -la primera todavía continúa y la primera obligó al gobierno de Lenín Moreno a revertir su ajuste económico-, o crisis políticas como las de Argentina, Brasil e incluso México, a pesar de ser diferentes en su origen, tienen un denominador común. Eso dice el economista.
– La existencia de una clase media vulnerable.
– Se gobierna para unos pocos y no para el interés general.
– El impacto de las redes.
Juan Vázquez dice que en Latinoamérica ha aumentado la clase media, pero sus ingresos están “justo por encima del umbral de la pobreza”. Esto es un problema. “Cualquier impacto puede devolverlos hacia atrás. Además, cuentan con empleos informales, salarios bajos, precarios y poco acceso a la presión social”.
Las clases medias no sólo son vulnerables, sino que tienen la sensación de que los gobiernos no responden a sus necesidades. “Es fundamental que las instituciones públicas respondan. Sienten que gobiernan para unos pocos”.
Juan Vázquez advirtió que en las protestas también influyen internet y la globalización. “Han cambiado patrones de comportamiento. Incluso las aspiraciones de la sociedad. Además, ante un fenómeno de descontento general, como el que vemos en el mundo, las redes ejercen un efecto contagio. La gente termina comparándose con otros lugares y con otras sociedades”.
Este es el diagnóstico, pero ¿cuáles son las soluciones? Juan Vázquez también apunta tres elementos que invitan al optimismo:
– Configuración social.
– Transformación digital.
– Crecimiento verde.
El economista apunta que uno de cada tres latinoamericanos es joven. “Un bono demográfico que hay que aprovechar. Ya. Hay que capacitar jóvenes para los próximos 15 años y pensando en las próximas décadas. También hay muchas mujeres jóvenes que deberían incorporar al mercado de trabajo”.
A la configuración social de Latinoamérica se suma la transformación digital. “En temas digitales la desigualdad no es tan alta. Y hay que aprovechar esto para implementar sistemas de educación a distancia. Para pagar impuestos. Para ser más productivos. Pero ser productivos en internet no es sólo crear un portal de comercio electrónico. Es usar la tecnología para mejorar los procesos de producción. Y que los gobiernos usen el big data para entender mejor los fenómenos sociales y que así diseñen mejores respuestas”.
Por último habla del “crecimiento verde”. Aprovechar la energía de la naturaleza, sin destruirla, para implantar modelos económicos sostenibles. “Un dato alentador es que seis de los 17 países de América Latina son megadiversos. Y el crecimiento verde es uno de los elementos en los que queda mucho por hacer”.