Leticia Núñez (ALN).- Sólo 27% de la población de Latinoamérica y el Caribe está cubierta por redes 4G, frente a 77% de los países de la OCDE. La región también enfrenta problemas de calidad, relacionados con una menor velocidad de las conexiones. Además, los servicios son poco asequibles: 40% de la población con menos ingresos tendría que dedicar 10% de las ganancias mensuales frente a 3% del salario del mismo segmento de población en las naciones de la OCDE.
La tecnología ha revolucionado el funcionamiento de la economía. Se han redefinido los modelos de negocio. Se han globalizado las cadenas de suministro. La innovación lo acapara todo. El desarrollo tecnológico también ha cambiado las relaciones sociales, además de la forma de estudiar y de acceder al mercado laboral. Aunque no para todos. Ni tampoco en la misma medida.
En América Latina y el Caribe lo saben bien. La región muestra “importantes desafíos” en lo que respecta al uso y acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, según el último estudio publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Basta un dato. La penetración de banda ancha fija alcanza solamente a 10% de la población latinoamericana, frente a 28% en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En cuanto a la banda ancha móvil, la cifra sube a 30%, muy lejos también del promedio de la OCDE, de 72%.
Sólo 27% de la población latinoamericana está cubierta por redes de cuarta generación de banda ancha móvil
Sobre esta base, el BID ofrece un diagnóstico de la brecha digital que sufren América Latina y el Caribe. El organismo tiene claro que la primera clave es “modernizar la gobernanza de las telecomunicaciones y preparar a los países hacia la economía digital”.
Lo digital como motor de desarrollo. Como generador de oportunidades, de crecimiento y de bienestar. Según el BID, un aumento de 10% en la penetración de servicios de banda ancha en América Latina y el Caribe lleva asociado un incremento promedio de 3,2% del Producto Interno Bruto (PIB) y una mejora de la productividad de 2,6 puntos porcentuales. Ante estos datos, parece claro que ningún país puede permitirse el lujo de ignorar las oportunidades que genera lo digital.
De ahí el diagnóstico, que señala tres datos principales sobre la brecha digital:
1.- Acceso limitado a las infraestructuras digitales
El organismo, una de las principales fuentes de financiamiento a largo plazo en América Latina y el Caribe, apunta que sólo 27% de la población latinoamericana está cubierta por redes de cuarta generación de banda ancha móvil (4G), frente a 77% de los ciudadanos de los países de la OCDE.
No obstante, señala que dentro de la región hay niveles de desarrollo muy dispares. Por ejemplo, en el Caribe prácticamente no hay 4G, mientras que la cobertura en el Cono Sur es de 36% de la población, en Centroamérica de 22% y en los Países Andinos de 20%.
En cuanto a los hogares con acceso a internet, el promedio de América Latina y el Caribe, 44%, es prácticamente la mitad de la media de la OCDE, 81%. Como antes, existen diferencias reseñables en las distintas subregiones: Cono Sur (54%), Centroamérica (34%), Países Andinos (34%) y Caribe (20%).
2.- Servicios poco asequibles
Un patrón similar se encuentra en lo que respecta al precio de los servicios. Según el análisis del BID, en América Latina y el Caribe, 40% de la población con menos ingresos tendría que dedicar una cantidad equivalente a 10% de sus ingresos mensuales para tener una suscripción de banda ancha fija básica, es decir, con una velocidad media de 2Mbps. En el caso de los países de la OCDE, la cifra cae a 3% del salario del mismo segmento de población. En banda ancha móvil, los resultados son muy parecidos.
Al precio se suma que se trata de conexiones de peor calidad. Según datos de Akamai, un proveedor de servicios de contenidos digitales en la nube, la velocidad media de las conexiones fijas en los países latinoamericanos en 2016 fue de 4,64 Mbps frente a 13,14 Mbps en las naciones desarrolladas. Una brecha similar a la observada en las conexiones móviles: en Latinoamérica la media ronda 3,87 Mbps y en la OCDE, 10,84 Mbps.
En cambio, el estudio señala que la inversión media per cápita en infraestructura de telecomunicaciones es superior en América Latina y el Caribe (57 dólares) que en los países de la OCDE (43 dólares), lo que refleja, según el BID, que la región “está en proceso de inversión en infraestructuras básicas de telecomunicaciones que ya existen en las naciones de la OCDE, como demuestran las diferencias en porcentaje de población cubierto por redes 4G y en porcentaje de hogares con acceso a internet”. Una vez más hay diferencias. Si en el Cono Sur se invierten 62 dólares, en Centroamérica son 55 dólares, 51 en los Países Andinos y nueve dólares en el Caribe.
3.- Uso limitado de las TIC
Finalmente, está el uso que los ciudadanos hacen de la tecnología. En América Latina y el Caribe, 54% de la población afirma haber usado internet en los últimos 12 meses frente a 77% de la OCDE.
Como en los anteriores parámetros, las diferencias entre subregiones son notables: 60% en el Cono Sur, 52% en los Países Andinos, 50% en Centroamérica y 26% en el Caribe.
“El desarrollo de la economía digital depende del despliegue de la infraestructura de telecomunicaciones con el desarrollo de las aplicaciones, los contenidos y las plataformas en las que convergen un gran número de bienes y servicios”, sostiene Pau Puig Gabarró, uno de los autores del estudio. Mientras, Joan Oriol Prats, también autor, concluye: “Una buena gobernanza de las telecomunicaciones es esencial para alinear al máximo posible los intereses de los actores del sector privado con los del público y los consumidores para crear una economía digital que ayude a promover el desarrollo”.