Daniel Gómez (ALN).- ¿Qué le pasó a Diosdado Cabello en Corea del Norte? Llegó maravillado de Pyongyang tras ver ciudades hermosas, niños felices y calles limpias. Justo lo que él, como eterno número dos del chavismo, no ha conseguido tras 20 años en el poder en Venezuela. Eso sí: Cabello parece haber perdido la perspectiva. “Posiblemente en Corea del Norte estén peor que en la maltrecha Venezuela”, dice al diario ALnavío Rafael Bueno, investigador de Casa Asia y experto en Corea del Norte.
Diosdado Cabello es el eterno número dos del chavismo. Lo fue en tiempos de Hugo Chávez. Ejerció como vicepresidente. Luego como ministro. De Interior. De Infraestructura. De Vivienda. También presidió la Asamblea Nacional. En 2011 quedó como vicepresidente del PSUV, el partido del chavismo. Dos años después murió Chávez. Para sucederle el elegido fue Nicolás Maduro. Y Cabello el elegido para continuar de número dos. Hoy lo sigue siendo. Se mantiene como vicepresidente del PSUV y además preside la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente.
Cabello también ejerce de mensajero. La semana pasada viajó a Corea del Norte para entregarle una carta de Maduro a Kim Jong-un y quedó maravillado. Niños alegres. Maestros disciplinados. Calles en orden. Ciudades modernas. Orquestas en las esquinas. Justo lo que no ha conseguido el chavismo tras dos décadas en el poder. Justo lo que no ha conseguido Diosdado Cabello después de 20 años como número dos.
Maduro se perjudica a sí mismo con el viaje de Cabello a Corea del Norte
Maduro le preguntó a Cabello cómo le fue en el viaje por Corea del Norte. Y este respondió:
– Impresionante que no vimos ni una sola persona con cara de amargado, con cara triste.
– Allí no hay escuálidos, replica Maduro.
– No hay. Todo en orden.
Escuálidos es un término que popularizó Chávez para referirse a la oposición. Cosa que no existe en ese país. “Absolutamente todo está controlado por la familia Kim”, explica al diario ALnavío el experto en Corea del Norte Rafael Bueno, director de políticas y sociedad de la Casa Asia en Barcelona.
En Venezuela, además de oposición, la que lidera Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado por más de 50 países del mundo, hay tristeza. Sólo 2,5% de los venezolanos afirman ser felices, según la encuestadora Delphos.
– No vimos ni un papel en el suelo. Pensé que los árboles eran de plástico. Ni una hojita, dijo Cabello.
Mientras, en una entrevista para el diario El Estímulo, Jesús Armas, coordinador de las ONGs Ciudadanía sin Límite y Fundación Ciudad, denuncia el mal estado de las calles de Caracas. Esta fundación detectó más de 1.200 toneladas de desperdicios en la ciudad. La situación, añade, está provocada por el escaso mantenimiento. Y a propósito aporta un dato: Hace 10 años Caracas contaba con unas 100 unidades recolectoras de basura y actualmente cuenta con apenas 25.
En cambio, Pyongyang:
– Es una ciudad extremadamente hermosa, muy moderna. Los niños salen de clase. Y los maestros llevan a los niños a su casa. Los niños van cantando, alegres, se paran en una esquina porque hay orquestas tocando. Los maestros muestran una preocupación extraordinaria por los niños. La gente anda mucho en bicicleta, pero hay transporte, hay un trolebús, explica Cabello.
En Venezuela, en contraste, los servicios públicos funcionan cuando pueden. Cada vez hay menos autobuses. Las universidades se están quedando sin profesores. El metro anda cuando el servicio eléctrico está estable, cosa poco habitual. Son comunes los apagones, y estos afectan a los hospitales y centros médicos, donde además escasea el material. Quizá por esto a Diosdado Cabello le sorprendió ver paneles solares en las casas de Pyongyang.
– Compran los paneles solares y los ponen en sus apartamentos para buscar energía eléctrica. No se pegan al sistema eléctrico del Estado, y es en verdad extraordinario.
A Maduro también se lo pareció.
Otra cosa que sorprendió a Cabello es la disciplina. Ni el frío los detiene:
– Allá en invierno se congelan los ríos. Hace menos de 20 grados. Ellos sólo tienen 120.000 kms cuadrados de territorio y siembran en cualquier rincón. Arroz, soja, vegetales, hortalizas… Es un tema cultural.
Cabe recordar que parte de esta disciplina de los norcoreanos es consecuencia de la hambruna que sufrieron entre 1995 y 1997.
Explica en un reportaje para La Vanguardia Bradley O. Babson, presidente del Foro Económico República Popular de Corea en la Universidad Johns Hopkins de Washington, que la caída de la Unión Soviética supuso un duro revés para Pyongyang. Se recuperaron gracias a la ayuda humanitaria internacional, pero también a cierto aperturismo económico por parte del régimen, que cayó en cuenta de que, sin conocimientos económicos, todo el país moriría de hambre.
Tal era la impericia de los norcoreanos que en 1998 Babson visitó Corea del Norte y en una conversación con el director del Banco Central, este le dijo que el cambio de su moneda, el won, era de 2,16 dólares. ¿Por qué? Porque el 16 de febrero era el aniversario de Kim Jong Il. Ahora las cosas han cambiado.
“En Corea del Norte las cosas cambian con lentitud porque al régimen no le interesa que el aperturismo despierte un cambio social. Pero el caso es que hay apertura hacia el exterior, y se ve a la hora de enviar profesores para formarse al exterior, a economistas, a deportistas…”, explica a este diario Rafael Bueno.
Por su parte, el chavismo en Venezuela ha conseguido que un país rico en recursos sea uno de los más pobres del mundo. Ni siquiera son capaces de producir más de un millón de barriles de crudo al día, cuando antes de Chávez superaban holgadamente los tres millones de barriles diarios.
Aunque no hay que perder la perspectiva. Ni siquiera Diosdado Cabello. “Posiblemente en Corea del Norte estén peor que en la maltrecha Venezuela”, dice el investigador de Casa Asia en Barcelona. “En las dos Coreas, el país rico en recursos en Corea del Norte, pero el país próspero es Corea del Sur”.