Reinaldo Iturbe (ALN).- El Parlamento se alista para la segunda discusión de la reforma del Estatuto de Transición con la que Juan Guaidó busca blindar su interinato de manera definitiva, pero a lo interno y externo comienza la resistencia a aceptar la perpetuidad de una estrategia fallida.
La coalición de partidos que domina la oposición en Venezuela ha terminado de agrietarse el martes en la noche, en horas previas a la discusión de una reforma del Estatuto de Transición que reforzaría la continuidad de Juan Guaidó en el denominado “gobierno interino”, que desde el 23 de enero de 2019 intentó desplazar a Nicolás Maduro del poder.
Tras los fracasos del 23 de febrero y el 30 de abril de ese año (ayuda humanitaria e insurrección militar) el régimen de Maduro se estabilizó en el poder y ha logrado la expulsión del país de un importante número de legisladores y dirigentes de las fuerzas democráticas.
El chavismo gobernante llevó a cabo en solitario las elecciones para renovar los escaños del Parlamento, al tiempo que la oposición promovió una Consulta Popular para rechazar el proceso, reafirmar el mantra fallido del cese de la usurpación y poner más peso a la comunidad internacional en la responsabilidad de alcanzar la democracia en Venezuela.
Un sector de la fracción de diputados de Primero Justicia (centroderecha) se niega a votar la reforma al Estatuto, alegando que su modificación no mejoraría la crítica situación de la oposición. Estos legisladores piden la retoma del sendero electoral, abandonado desde las elecciones presidenciales de 2018, cuando Maduro se reeligió para un segundo mandato sin obstáculo alguno.
El otro sector de ese mismo partido pide la anulación del Centro de Gobierno que dirige Leopoldo López y sugiere la rotación de la vocería, lo que en términos prácticos significaría también el fin de Juan Guaidó en el poder simbólico.
El bloque de Acción Democrática (socialdemócrata), el partido más grande de la oposición, y cuyos dirigentes todavía hacen vida política en Venezuela, sostiene que la ineficacia de la estrategia sólo conduciría a un mayor número de órdenes de captura y destierros.
Al agónico cuadro interno de la oposición se suma el de la posición de la Unión Europea. Los países miembros discuten la posibilidad de declinar en su reconocimiento a Juan Guaidó, aunque tampoco le darían legitimidad al Parlamento constituido por integrantes del chavismo y opositores que se han vendido al régimen.