José Guerra (ALN).- Los venezolanos de hoy tenemos en la sangre lo que fuimos, hemos sido y lo que seremos. Pueblo insumiso ante los tiranos. Aquí repasamos la vida de 12 venezolanos famosos, para bien o para mal: de Francisco de Miranda a Hugo Chávez. Hombres de acción y políticos, algunos de los cuales dejaron también una importante obra escrita.
La leyenda negra creada por la propaganda antihispánica hizo creer a muchos que todo lo que trajo e hizo España en los pueblos que luego formarían América fue malo. Tal vez el mejor representante de esa tesis fue Eduardo Galeano, con su libro Las Venas Abiertas de América Latina, en el cual construye una especie de hispanofobia: lo malo de la América Latina tiene su razón de ser en la conquista española. El proceso de conquista fue terrible, claro que sí. Se diezmaron pueblos aborígenes, por supuesto.
Sin embargo, la presencia de España en América fue mucho más compleja. La lengua castellana traída a estas tierras por los intrépidos navegantes fue la semilla que permitió la independencia cuando las ideas y los libros de la Ilustración, traducidos del francés al castellano, inflamaron el alma de los criollos para construir naciones libres. Y uno a quien esas ideas llegaron con más fuerza fue Francisco de Miranda, considerado el americano más universal de su tiempo, toda vez que participó en la guerra de independencia de Estados Unidos, posteriormente en la Revolución Francesa del lado de los girondinos y hasta Rusia fue a parar este hombre de voluntad de acero. Su participación en la gesta de la independencia en Venezuela es harto conocida. No hubo alguien nacido en estas tierras de América con el reconocimiento que tuvo Miranda, cuyo nombre está tallado en el Arco del Triunfo de París.
A Miranda le siguió Simón Bolívar, hijo de la Ilustración, de la cual se declaró seguidor, especialmente de Montesquieu. No ha habido hasta hoy una figura en las Américas que calce los puntos de este caraqueño. Su obra escrita y su acción libertadora no tienen parangón en este lado del mundo, desde Canadá hasta Argentina. Hay que imaginar lo que significaba viajar a caballo desde Caracas hasta Lima y más allá para liberar pueblos. Pero además Bolívar inició algo no visto hasta el momento y es el hecho de que un venezolano fuese presidente de otros países como Bolívar lo fue de la Gran Colombia que incluía a Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela.
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Pero los venezolanos siguieron dando su cuota a América: el Mariscal Antonio José de Sucre fue presidente de Bolivia y padre de Ecuador. El general Juan José Flores, nacido en Puerto Cabello, fue presidente de Ecuador y el también general Rafael Urdaneta presidió la última etapa de la Gran Colombia.
La pluma acompañó al fusil y la espada. Andrés Bello es considerado uno de los referentes fundamentales de la lengua castellana. Creador de géneros literarios como la Silva, escribió una de las gramáticas de la lengua castellana más citadas y fue además el primer rector de la Universidad de Chile. No hay nación que en el siglo XIX haya parido los hombres que alumbró Venezuela para el mundo. Eso está allí, en los genes de los venezolanos.
El siglo XX es el de las nuevas ideas. Irrumpe el marxismo como eje de un gobierno en Rusia, luego le siguen la socialdemocracia y la doctrina social de la Iglesia.
En 1928, un conjunto de jóvenes se alza contra la dictadura de Juan Vicente Gómez. El mejor orador y agitador fue sin dudas Jóvito Villalba, pero el más estudioso, disciplinado y seguro de sí mismo fue Rómulo Betancourt. A los 20 años, se exilia en Curazao al fracasar aquel alzamiento y allí comienza a percibir la importancia del petróleo al contemplar la refinaría de la Royal Dutch Shell que refinaba el petróleo venezolano. No ha habido político o escritor que entre 1930 y 1960 le haya dedicado más tiempo a entender el fenómeno de la política petrolera internacional como Betancourt. A los 23 años escribe el Plan de Barranquilla, uno de los documentos más importantes de la política venezolana.
Cuando rompe con el marxismo, Betancourt en su peregrinaje por las Américas comienza a fraguar la impronta que tendría la socialdemocracia en Latinoamérica. Su influencia se extendió por casi toda América del Sur y el Caribe y dejó una obra escrita difícilmente superada por otro político de su generación. Echando la mirada por la franja sur del nuevo continente, ninguno se iguala a Betancourt ni en el campo de las letras ni de la acción política. Fue dos veces presidente de Venezuela y supo retirarse a tiempo.
Amado y odiado, nadie puede negar la estatura intelectual y política de Rafael Caldera. Desde muy joven abraza las ideas de la doctrina social de la Iglesia en contraposición al marxismo. Viaja a Roma a un congreso juvenil y conjuntamente con Eduardo Frei Montalva, de Chile, dan inicio a la fundación de los partidos demócrata-cristianos de América. Con Alcide de Gásperi y Konrad Adenauer es de los fundadores del socialcristianismo mundial. La obra publicada de Caldera está a la vista y su actuación también, y que cada quien la juzgue como quiera y crea conveniente. Pero su huella no se puede borrar.
En el campo de la izquierda, Teodoro Petkoff fue el primero en desafiar la gerontocracia soviética. Con su libro Checoslovaquia el Socialismo como Problema sacudió la petrificada meca del comunismo y a partir de allí vino el eurocomunismo y todo el cuestionamiento al mundo soviético y sus satélites. Todo ello comenzó en Venezuela en 1970.
Hugo Chávez fue una figura que trascendió a Venezuela. Pero a diferencia de Betancourt y Pérez, en lugar de llevar la estela de la democracia a la región o al mundo, Chávez siempre procuró conservar los gobiernos autoritarios.
Carlos Andrés Pérez inició su primer período presidencial en 1974 en medio de un aumento significativo de los precios del petróleo. Pérez lanza una política exterior agresiva y cuya influencia se propaga por el mundo al impulsar el llamado diálogo Norte-Sur, el fortalecimiento de los Países No Alineados y participa activamente en los procesos de implantación de la democracia en España, América del Sur y Centroamérica, esto último con el Grupo de Contadora. Fue Pérez un impulsor de la recuperación del Canal de Panamá por los panameños con el llamado Acuerdo Torrijos-Carter. Pérez puso su influencia y los recursos del petróleo en favor de la democracia. Fueron claros sus enfrentamientos con los dictadores miliares del Cono Sur, especialmente con Uruguay, y en Chile ayudó a liberar a cientos de presos políticos a quienes les dio cobijo en Venezuela.
Hugo Chávez fue una figura que trascendió a Venezuela. Pero a diferencia de Betancourt y Pérez, en lugar de llevar la estela de la democracia a la región o al mundo, Chávez siempre procuró conservar los gobiernos autoritarios. Su admiración por Fidel Castro y al modelo cubano era francamente enfermiza. Chávez repartió, donó, transfirió y regaló dinero como nunca antes alguien lo había hecho en Venezuela y eso marca una diferencia fundamental. Jamás hubiese sido el mismo Chávez sin los haberes del petróleo. Fue hombre de acción, no de letras, aunque presumía de serlo. No lo fue. Su obra escrita es inexistente, la de los hechos es protuberante.
Los venezolanos de hoy tenemos en la sangre lo que fuimos, hemos sido y lo que seremos. Pueblo insumiso ante los tiranos. Los venezolanos tenemos con qué.