Juan Carlos Zapata (ALN).- Panorama desolador. El FMI no puede ocultar la emergencia mundial. Hasta el punto que ya pronostica un panorama negativo en 170 países cuando hace tres meses auguraba que al menos 160 países iban a crecer en 2020. “Experimentarán un crecimiento negativo del ingreso per cápita este año”, dice Kristalina Georgieva, directora Gerente del Fondo Monetario Internacional.
Observemos lo que dice Kristalina Georgieva. Observemos el énfasis que pone en un discurso colgado este jueves en la web oficial del FMI:
1-Esta es una “crisis sin precedentes”.
2-El coronavirus “ha perturbado el orden social y económico”.
3-Lo ha perturbado “a una velocidad fulgurante y a una escala que no hemos visto jamás”.
4-“Aún nos enfrentamos a una incertidumbre excepcional sobre la profundidad y duración de esta crisis”.
5-“El crecimiento mundial se tornará marcadamente negativo en 2020”.
6-“Anticipamos las peores secuelas económicas desde la Gran Depresión”.
7-“Estas desalentadoras perspectivas conciernen tanto a las economías avanzadas como a las economías en desarrollo”.
8-“Esta crisis no conoce fronteras. Ha afectado a todo el mundo”.
9-“Se prevé que la crisis económica afecte con mayor dureza a los países más vulnerables”.
10-“No cabe duda de que 2020 será extraordinariamente difícil”.
11-“Existe una tremenda incertidumbre en torno a las perspectivas”.
12-“Podrían empeorar en función de muchos factores variables, incluida la duración de la pandemia”.
El coronavirus obliga a las élites mundiales a romper con esquemas que parecían incuestionables
El propio FMI señalaba a principios de año que la dimensión de la crisis iba a depender de cuánto tiempo durara la pandemia. Primero dijo que la crisis iba a ser igual a la de 2008. Después que podía ser peor. Ahora dice que anticipa un impacto no visto desde la Gran Depresión.
Así, dijo la directora Gerente del FMI que “hace tan sólo tres meses, esperábamos para 2020 un crecimiento positivo del ingreso per cápita en más de 160 de nuestros países miembros. Hoy, ese número ha dado un giro de 180º: ahora proyectamos que más de 170 países experimentarán un crecimiento negativo del ingreso per cápita este año”.
Vaticina que “si la pandemia se disipa en el segundo semestre del año —lo que permitiría un levantamiento gradual de las medidas de contención y la reapertura de la economía— nuestra hipótesis de base es que se producirá una recuperación parcial en 2021”.
El problema es que las medidas para contener el virus afectan la economía. Se refiere al confinamiento y la suspensión de actividades productivas y de servicios. “Esto es especialmente cierto en el caso del comercio minorista, la hostelería, el transporte y el turismo. En la mayoría de los países, la mayor parte de los trabajadores son autónomos o están empleados por pequeñas y medianas empresas. Estas empresas y trabajadores están especialmente expuestos”.
El propio FMI señalaba a principios de año que la dimensión de la crisis iba a depender de cuánto tiempo durara la pandemia. Primero dijo que la crisis iba a ser igual a la de 2008. Después que podía ser peor. Ahora dice que anticipa un impacto no visto desde la Gran Depresión.
Señala que “los países de mercados emergentes y de bajo ingreso —en África, América Latina y gran parte de Asia— enfrentan un alto riesgo. Dado que sus sistemas sanitarios son más débiles para empezar, muchos se enfrentan al terrible desafío de luchar contra el virus en ciudades densamente pobladas y barriadas asoladas por la pobreza, donde el distanciamiento social difícilmente es una opción. Con menos recursos para empezar, están gravemente expuestos a los shocks de demanda y de oferta, y al drástico endurecimiento de las condiciones financieras que se están produciendo, y algunos pueden enfrentar una carga de la deuda insostenible”.
Estos países de mercados emergentes han sufrido la fuga en los últimos dos meses de al menos 100.000 millones de dólares de “inversiones de cartera, monto más de tres veces mayor que en el mismo período de la crisis financiera mundial. Los exportadores de materias primas están sufriendo doblemente debido al colapso de los precios de las materias primas. Y se espera que las remesas —el sustento de tanta gente sin recursos— se reduzcan”.
Y advierte que “estimamos que las necesidades brutas de financiamiento externo de los países de mercados emergentes y en desarrollo se elevan a billones de dólares, y estos países pueden cubrir sólo una parte de ellas por sí solos, con lo cual el déficit de financiamiento es de cientos de miles de millones de dólares. Necesitan ayuda, urgentemente”.