Caleb Zuleta (ALN).- Todo comenzó como una reacción. Pero se convirtió en un levantamiento masivo. El país entró en conflicto. Evo Morales y el Tribunal Supremo Electoral perdieron toda credibilidad. De allí en adelante, los acontecimientos se desencadenaron. Esta es una historia que bien vale recrear a casi un mes del fin de la Era de Evo Morales en Bolivia.
Son 10. Es una seguidilla de eventos los que ha recopilado y analizado Fernando Molina, periodista y escritor de Bolivia. Fernando Molina escribe en la revista Nueva Sociedad. Hace un recuento de cómo arrancaron los hechos. De cómo se fue articulando el movimiento que llevó a la renuncia de Evo Morales. Ahora Evo Morales está en el exilio. Evo Morales intentó un cuarto mandato y para ello estuvo dispuesto a todo, inclusive a cometer fraude. ¿Pero qué fue primero? ¿Cómo se desarrolló esta historia? ¿Hay factores que vienen de atrás? Aquí se explica cómo la población ejerce presión sobre la policía que se rebela contra Evo Morales y la reacción posterior, primero pasiva y luego activa, de la Fuerza Armada, los militares. Apunta que, “en efecto, el resorte último del poder, los cuerpos militares, inicialmente subordinados al gobierno, al cabo se independizaron de este y comenzaron a actuar de manera errática, contradictoria y, en suma, tan sediciosa como la de los manifestantes: la Policía, de forma activa, al sumarse a estos; las Fuerzas Armadas, de manera pasiva, al negarse a defender al presidente, primero, y al pedirle su renuncia, después”.
Fernando Molina señala que:
1-Fue un “levantamiento masivo de los sectores urbanos y de clase media de la población, que paralizó todas las ciudades del país, con la excepción de La Paz y El Alto, y logró trabar el funcionamiento normal del país”.
2-El “levantamiento comenzó luego de que el Tribunal Electoral anunciara que el resultado de las elecciones del 20 de octubre había sido la victoria en primera vuelta de Morales -resultado que la auditoría de las elecciones de la Organización de Estados Americanos (OEA), solicitada por el gobierno boliviano, consideraría posteriormente ilegítimo-”.
3-Pero “las motivaciones de la gente para actuar iban más allá de la «indignación por el fraude». La clase media «tradicional» nunca aceptó del todo a Morales. Las razones eran varias: desde su condición de indio, que siempre fue un factor importante de rechazo, hasta la devaluación, en su gobierno, de los capitales educativos respecto de otro tipo de «capitales» (ser dirigente social era más importante para obtener un puesto público que tener un doctorado), lo que perjudicaba sus aspiraciones”.
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4-Esa oposición “se radicalizó y amplió a las clases populares por dos causas: a) la decepción general por la maniobra que Morales ejecutó para poder ser reelegido una vez más, pese a haber perdido el referéndum de 2016, convocado para eliminar la prohibición constitucional que se lo impedía; b) las múltiples irregularidades y contradicciones del proceso electoral del 20 de octubre de 2019 y la ineptitud de los conductores del Tribunal Electoral”.
5-“La complicada y trabada aplicación institucional del primer factor vació al Tribunal Electoral de capacidades técnicas y de credibilidad social. También generó, entre bolivianos de diversas clases sociales, la creencia de que el gobierno era capaz de toda clase de triquiñuelas (de aplicar la vernácula «viveza criolla») para permanecer en el poder”.
6-“Por estas razones, no sólo la oposición estaba ya predispuesta a denunciar fraude antes de la misma realización de las elecciones, como denunció el MAS, sino que su denuncia caló y pudo ser creída por amplias capas de la población. La desconfianza de la gente respecto del gobierno fue determinante en la dinámica de radicalización de la protesta, pese a las concesiones realizadas por el presidente, y también fue clave en la adhesión de ciertos sectores populares e indígenas a las demostraciones de las zonas del país y las clases más cerradamente antievistas. ¿Y qué provocó esta desconfianza? No otra cosa que la actitud reeleccionista de Morales, que chocaba con la cultura política boliviana, tradicionalmente favorable a la alternancia”.
7-“El factor básico de la caída de Morales fue la sublevación de las ciudades junto a algunos sectores de trabajadores. Pero el factor desencadenante fue el motín de la Policía, que se debió a razones enraizadas en la gestión gubernamental (con Morales, la Policía perdió privilegios y recibió menos beneficios que los militares). Sin embargo, al estar esta institución semimilitarizada, por fuerza su comportamiento tuvo que ser precedido por un proceso previo de descomposición de la disciplina, que ocurrió por la «presión social ambiente», como ocurre en todas las insurrecciones”.
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8-“El pueblo abruma a los uniformados con sus solicitudes y chantajes emocionales. Así lo retrataron clásicamente los grandes teóricos de la toma violenta del poder. Con una anticipación de más de un siglo, Lenin describió los sucesos de los últimos días y las últimas horas de Morales, cuando dijo que una situación revolucionaria se caracterizaba por que «los de arriba ya no pueden seguir mandando como lo hicieron hasta ese momento».
9-“En efecto, el resorte último del poder, los cuerpos militares, inicialmente subordinados al gobierno, al cabo se independizaron de este y comenzaron a actuar de manera errática, contradictoria y, en suma, tan sediciosa como la de los manifestantes: la Policía, de forma activa, al sumarse a estos; las Fuerzas Armadas, de manera pasiva, al negarse a defender al presidente, primero, y al pedirle su renuncia, después”.
10-“Huelga general, paralización de la vida urbana, organización espontánea de las masas a fin de administrar los servicios básicos y los medios de transporte, desarrollo embrionario de órganos coercitivos, toma de instituciones estatales, «poder dual» en amplias zonas del territorio: todos estos fenómenos, que forman un cuadro familiar para la izquierda porque fueron parte de insurrecciones espontáneas caras a su historia (por ejemplo, la de 1905 y la de febrero de 1917, en Rusia), también se dieron en Bolivia durante las más de dos semanas de duración de la crisis”.